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sábado, 14 de septiembre de 2013

16% llegó a vivir en otro país y 40% en otro departamento

El cochabambino nació para viajar. Eso dicen, y eso parece reflejarse en la encuesta realizada para Los Tiempos, donde cuatro de cada 10 personas consultadas responden que llegaron a vivir alguna vez, durante al menos un año, en otro departamento de Bolivia, mientras que el 16 por ciento lo hizo en otro país.

Estas respuestas se dan tomando en cuenta la fiebre de migraciones a países como Argentina y Estados Unidos, y, durante la última década, hasta 2007, a España.

Las respuestas no establecen diferencias significativas entre hombres y mujeres (40 por ciento en ambos casos), cuando se habla de migraciones interdepartamentales, pero sí en viajes internacionales (20 por ciento de los hombres contra 13 por ciento de las mujeres).

Las migraciones dentro del país, además, parecen guardar correspondencia con la edad, pues el 55 por ciento de las personas que tienen 56 años o más tuvieron esa experiencia, mientras que los encuestados comprendidos entre los 17 y los 25 años responden afirmativamente a la pregunta sólo en un 24 por ciento.

En cambio, en las migraciones internacionales, el mayor porcentaje de personas que dicen haber vivido al menos un año fuera del país se encuentra en el grupo etario de 46 a 55 años (22 por ciento), mientras que la menor expresión está entre quienes tienen entre 17 y 25 años (13 por ciento).

No parece haber mucha influencia del nivel educativo en las migraciones interdepartamentales, pues en todos los grupos la respuesta afirmativa oscila entre el 37 y 38 por ciento, salvo en el caso de quienes sólo hicieron ciclo básico o no recibieron ninguna instrucción, donde el porcentaje de viajeros al extranjero alcanza el 54 por ciento. En viajes internacionales, los porcentajes de respuestas positivas oscilan entre 15 y 18 por ciento independientemente del nivel educativo alcanzado por la persona consultada.

Atracción

Del otro lado, Cochabamba también parece atractiva para personas de otras partes de Bolivia. Así, el 36 por ciento de las personas consultadas en la encuesta afirman que viven en Cochabamba, pero nacieron en otro punto del país.

No hay mucha diferencia en cuanto a los años en que llegan al valle a hacer su hogar en este sitio, pues los porcentajes oscilan entre 1 y 5 por ciento. Quizá un dato a tomar en cuenta sea que las migraciones no pasan del 1 por ciento hasta 1986, año en que el porcentaje salta al 4 por ciento. Es probable que esto tenga que ver con la relocalización de las minas y el Decreto 21060.

Las migraciones de otro departamento hacia la Cochabamba son ligeramente superiores en el caso de las mujeres (37 por ciento contra 34 por ciento), lo mismo que en el caso de otros municipios del mismo departamento (18 contra 16 por ciento).

Otro dato: el 50 por ciento de las personas que sólo hicieron ciclo primario vienen de otros departamentos del país, y el 25 por ciento, en otro municipio del mismo departamento.

En tanto, la mayoría de los bachilleres y universitarios (51 por ciento en ambos casos) son oriundos del municipio capital.

Las migraciones también se dan a nivel interno en el departamento. Así, el 17 por ciento de las personas consultadas que viven en la capital nació en otro municipio del departamento. Esta situación se da en la población de 17 a 25 años y en la de 55 años en adelante, en ambos casos con el 20 por ciento de incidencia.

EL 57 POR CIENTO DICE QUE RECIBIÓ SU FORMACIÓN LABORAL “EN EL MISMO TRABAJO”

Hubiéramos querido seguir estudiando

El 86 por ciento de los cochabambinos, es decir casi nueve de cada 10, hubiera querido avanzar más en sus estudios.

Este anhelo es mayoría absoluta, independientemente del nivel educativo al que el encuestado llegó, aunque, claro, con porcentajes mayores entre quienes hicieron sólo el ciclo primario (97 por ciento), secundario incompleto (96 por ciento) y secundario completo (94 por ciento). Con porcentajes menores, aunque no por ello menos importante, es la respuesta de quienes hicieron nivel universitario, grupo en el que 75 por ciento manifiesta que hubiera querido seguir estudiando.

Entre las razones, el 45 por ciento cree que ello le hubiera dado mejores oportunidades de trabajo, mientras que el 33 por ciento lo ve como una superación personal. El 13 por ciento indica que es importante seguir aprendiendo y el 5 por ciento indica que lo respetarían más.

A la pregunta del nivel educativo al que el encuestado llegó, las respuestas son múltiples, pero el mayor porcentaje (25 por ciento) se encuentra en el nivel 12, es decir en el bachillerato.

El 57 por ciento de los encuestados responde que adquirió la formación necesaria para su trabajo “en el mismo trabajo”. El porcentaje que da esta respuesta es mayor entre personas con nivel educativo primario, donde alcanza a 78 por ciento.

Esta respuesta no es exclusiva de quienes no completaron estudios, pues incluye al 33 por ciento de quienes sí hicieron una carrera universitaria.

El 75 por ciento de los encuestados estudió en un colegio fiscal, y el 19 por ciento en uno privado. Hay un 3 por ciento que se formó en ambos sistemas educativos.

Esta situación también cambia con la edad. Por ejemplo, entre los mayores de 55 años, el 75 por ciento cursó aulas del Estado y sólo 17 por ciento las particulares, mientras que en el nivel de 17 a 25 años, los del sistema fiscal disminuyen a 64 por ciento, y los del privado suben a 30 por ciento.

20% TIENE EL QUECHUA COMO LENGUA MATERNA

El 75 por ciento de los cochabambinos tiene como lengua materna el español; el 20 por ciento, responde que el quechua, y el 4 por ciento, el aymara. No existen mayores diferencias en cuanto a hombres y mujeres.

Los contrastes, en cambio, ocurren con el nivel educativo, pues el 53 por ciento de quienes sólo tienen formación básica o no recibieron ninguna instrucción tienen por idioma materno el quechua, mientras que el 35 por ciento de quienes sólo llegaron a este nivel corresponde a quienes hablan español. El 11 por ciento restante corresponde a los aymaras. Del otro lado, el 89 por ciento de las personas que hicieron una carrera universitaria tienen como idioma madre el español, y sólo el 8,5 por ciento, el quechua, lo que devela una correlación entre la lengua materna y los estudios.

El idioma parece tener también correspondencia con la edad. Por ejemplo, el 55 por ciento de quienes tienen 56 años o más, dicen tener por lengua nativa el español, y 38 por ciento el quechua. En cambio, si se mira del otro extremo, en el grupo etario de 17 a 25 años, el 88 por ciento tiene como idioma materno el español, mientras que los que responden quechua sólo llegan al 11 por ciento.

ANÁLISIS
Cochabambinos vamos y volvemos

CARMEN LEDO GARCÍA, DIRECTORA CEPLAG-UMSS

La migración se constituye en una realidad de larga data. Una de las características de las nuevas migraciones de los cochabambinos ha sido su diversificación geográfica. Los cochabambinos somos un pueblo de trashumantes: nos movemos en todas direcciones dentro y fuera del territorio boliviano. Tradicionalmente, la migración internacional se orientó hacia Argentina y Estados Unidos. La migración hacia Argentina se dirigió desde los años 50, dirigidos a las zonas agrícolas fronterizas de dicho país y estaba compuesta fundamentalmente por mano de obra campesina de sexo masculino y con bajos niveles de estudios. La migración a Estados Unidos era también mayoritariamente masculina, pero de mano de obra más cualificada. Hacia 2009, fecha de la encuesta Ceplag–CIUF, se pudo demostrar que continuaba la preponderancia de emigración masculina hacia Argentina, Estados Unidos, Brasil y Chile, corrientes migratorias que tenían coincidencia entre países que dan origen y los países de destino de la migración internacional.

La masividad de la migración femenina pionera hacia Europa marcó un punto de inflexión, en especial la salida de mujeres a España (45 por ciento) que tuvo su mayor preponderancia desde fines de los 90 y hasta abril de 2007, año en que se exige la visa Schengen a l@s bolivianos, feminización de las migraciones que sorprendió a la comunidad internacional. Se pudo constatar que el flujo de migrantes dirigidos a España tuvo vinculación previa con algún pariente residente en dicho país, lo que permite demostrar la presencia de redes migratorias que coadyuvan en la toma final de decisión de dónde dirigirse como punto de destino, no necesariamente como punto final. Se pudo demostrar que existe alta circularidad de los movimientos migratorios. La alta circularidad migratoria, permite indicar que se trata de pobladores en constante movimiento. El aquí y el allí, forman una unidad inteligible y sus idas y venidas forman parte de su vida cotidiana, de ahí que en la ciudad de Cochabamba existían alrededor de 16 mil migrantes de retorno en 1988 y en 2009, alrededor de 33 mil personas, 10 por ciento de la migración total dirigida hacia nuestra ciudad.

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